Rumbo: 20 kilos menos

A mi que me encanta el mundo de la moda y el calzado me dolía el hecho de ir a las tiendas y aunque gastaba una talla 48-50 me trataban como si tuviera obesidad mórbida o algo así, porque hay que reconocer que algunas dependientas (espero que las menos) son muy poco profesionales y por el hecho de que ellas sean monísimas no todas somos iguales y yo eso lo veo normal y también trabajo de cara al público e intento no discriminar a nadie por ser más guapo o más feo, más bajito o más gordo, o extranjero.

Pues como yo me he salido en ocasiones de las tiendas con un nudo en la garganta empecé a no querer comprar en tiendas físicas y eso hizo que me aficionara a comprar a través de internet y a visitar muchos blogs de moda que me encantan y que veo como chicas normales se sacan un partido impresionante y además te cuentan los trucos.

Ésto ha hecho que empiece a apreciar cada unos de los post de vuestros blogs, cojo algunos de los consejos y aprendo a sacar partido a mi maquillaje y a mi ropa... y ahora con 11 kilos menos me siento más guapa y mi autoestima ha pegado un subidón, y ahora gasto una talla  46 y de camisetas un poquito menos, es decir, no soy ninguna sílfide.

  

Bueno a lo que voy, en el anterior post os prometí que os iba a contar un poco en que se basaba mi dieta, y así de paso me animáis a seguir hasta los 20 kilos.

El método que se seguido por consejo de mi médico se llama lignaform. Es una dieta proteinada, que no hiper protéica como la Dukan; yo no voy a criticar las bondades o maldades de las dietas pues no soy ninguna experta, solamente os voy a narrar mi experiencia y cada cual que saque sus propias opiniones.

Lo primero y principal es que después de múltiples cambios hormonales que sufrimos todas las mujeres, y de un poquito (o un mucho de dejación) por mi parte había engordado 23 kilos y no sabía como pero me los tenía que quitar. Siempre he tenido mucha tendencia a engordar y eso unido a que me encanta cocinar y comer pues se juntó el sumatorio perfecto para que ésto fuera un desastre si no ponía remedio.

Me informé de quién me podía poner a dieta y que la cosa resultara, hablé con mi amiga Loli que iba a un doctor que tenía una clínica y que le había hecho perder 18 kilos y seguía y sigue perdiendo. Lo primero que me dijo es que le resultaba fácil aunque era una carrera de fondo y que semana a semana se iba animando.

Mi médico me hizo una analítica y cuando comprobó que todo estaba ok, nos pusimos manos a la obra.

Es una dieta basada en diferentes fases, y empezaba con la primera que según la cantidad de peso que se quería perder y de la analítica podría durar entre 10 días y un mes. En esta fase solo podría consumir verduras que me daban en un listado y unos sobres preparados de proteínas que llevan la cantidad exacta de grasa, proteínas y minerales que mi cuerpo necesitaba según mi analítica, vamos una dieta personalizada a más no poder.

Debía abandonar los hidratos de carbono, ciertas verduras y hortalizas con mucho contenido de glúcidos y la leche, pues como la mayoría de médicos con los que consulté me dijo que el aporte de calcio se cubría de sobra con el queso y los lácteos que consumíamos; que los humanos estábamos mal acostumbrados y me puso el ejemplo de la vaca y el ternero: me dijo que el ternero comía leche mientras era pequeño pero que cuando pasaba a una fase adulta como la mía,  pues se dedicaba a comer hierba. La verdad es que si lo pensáis si todos siguiéramos esa lógica y solo comiéramos hierba estaríamos delgado, pero que buena está la ternera a la plancha o estofada, jajajaja.

Es la fase más dura por ser la más restrictiva, pero es cierto que es una pasada adelgazas un montón y pierdes mucho volumen. En el próximo post os explico porqué, qué cambios se producen en el cuerpo para que perder peso rápido y sin pasar mucha hambre, aunque si mucha envidia, jajaja.

Un besito a tod@s.

Ahhhh quiero que estéis pendientes al blog porque pronto haré un concurso que va a merecer la pena, seguro que os encanta!!!